Subir a la cúpula de la Basílica de San Pedro es una de las experiencias más memorables de Roma, ya que ofrece unas vistas incomparables de la Ciudad del Vaticano y del extenso paisaje urbano de Roma. El ascenso implica 551 escalones, serpenteando por pasadizos estrechos y a veces empinados, que pueden no ser adecuados para todo el mundo. Las personas con problemas de movilidad, cardiopatías o claustrofobia deben considerar detenidamente si esta ascensión es adecuada para ellas. Llega al menos 30 minutos antes para pasar los controles de seguridad y tener tiempo suficiente para disfrutar de la experiencia.