Historia de la Basílica de San Pedro en pocas palabras
En el año 64 d.C., San Pedro, uno de los 12 apóstoles de Jesús, fue crucificado en el Circo de Nerón. La basílica constantiniana se construyó en 326 sobre lo que se creía que era la tumba de San Pedro. La iglesia pasó a denominarse Antigua Basílica de San Pedro después de que en el siglo XVI se iniciara la construcción de la nueva Basílica de San Pedro a instancias del papa Julio II. El Papa eligió a Donato Bramante para el proyecto.
La prematura muerte de Bramante en 1514 interrumpió la obra. Raffaello Sanzio fue encargado de continuar la construcción junto con Fra 'Giocondo da Verona y Giuliano da Sangallo por León X Medici. Sin embargo, al morir los tres arquitectos en un breve lapso de 6 años, el proyecto nunca llegó a despegar del todo.
León X nombró entonces arquitecto del edificio a Antonio da Sangallo el Joven. Sin embargo, debido a varias razones, la construcción se detuvo hasta la elección de Pablo III Farnesio en 1534. Se había elaborado un nuevo plan para la basílica, que suponía una salida del plan de Bramante. Sin embargo, ni siquiera este nuevo y ambicioso plan pudo llevarse a término. En 1546 murió Sangallo y fue nombrado Miguel Ángel.
Miguel Ángel retomó el plan de Bramante, pero lo modificó para hacerlo más sencillo pero dinámico. Cuando Miguel Ángel murió en 1564, la construcción de la cúpula aún estaba incompleta. El papa Pío IV Medici encargó a Jacopo Barozzi que continuara la obra. Comenzó las obras de la parte interna de las dos cúpulas menores, que fueron terminadas por Giacomo Della Porta.
En 1587, Porta recibió el encargo de completar la cúpula. En menos de dos años, ayudado por Domenico Fontana, pudo completar la empresa.
Bajo Paolo V Borghese, el 7 de marzo de 1607, se bendijo la primera piedra de la reconstrucción. En octubre del mismo año comenzó la demolición de lo que quedaba de la antigua iglesia. Se encargó a Carlo Maderno la realización de la obra. La basílica apareció al público en su nuevo avatar el Domingo de Ramos de 1615, salvo por los adornos que Gian Lorenzo Bernini añadiría, como el Baldacchino y la Cátedra de San Pedro.
Historia detallada de la Basílica de San Pedro