Experimentar la arquitectura en persona
Cuando entras en la Basílica de San Pedro, te quedas sin aliento. El suelo de mármol parece extenderse infinitamente bajo tus pies, atrayendo tu mirada hacia el resplandeciente Baldaquino de bronce de Bernini, situado bajo la imponente cúpula de Miguel Ángel. La luz entra a raudales por el óculo, iluminando los intrincados mosaicos y las colosales estatuas que bordean la nave. Es un espacio que humilla y eleva a partes iguales.
Mira hacia arriba y verás inscripciones en latín que rodean la cúpula, declarando el significado espiritual de la Basílica. Cada detalle -desde la simetría de la nave hasta las ornamentadas capillas- parece una conversación entre la inspiración divina y la maestría arquitectónica. Si te has maravillado ante la grandeza del Duomo de Florencia, encontrarás San Pedro a una escala aún más monumental.
Míralo de cerca con un tour sin colas , o explora más a fondo y aprende más sobre lo que hay en su interior.